Instructora de Hatha Yoga. RYS 200 horas. Escuela Yoga Center (Madrid)

Carrera de abogacía. Universidad Católica Argentina.

Máster de acceso a la abogacía. Universidad Francisco de Vitoria, Madrid.

El yoga empezó a formar parte de mi vida hace diez años, a través del comienzo de una enfermedad autoinmune, donde mi cuerpo y mente, aunque jóvenes, me llamaron la atención con alertas. Este aviso en mi caso fue con dolores articulares, y gracias a mis maestras de vida, mi madre y Emilia, accedí a este maravilloso mundo del yoga donde estas alertas pueden ser escuchadas, les damos lugar y aprendemos a soltar la tensión, el estrés y las prisas.

El yoga pasó a ser una compañera constante en mi vida,  junto a recibir Reiki, practicar la meditación y pranayamas, mi vida fue cambiando junto con mi salud. Al finalizar cada práctica sentía una inmensa gratitud por poder conectarme con mi cuerpo y mi mente, escucharme, aprender a relajarme, creándose así una sensación de armonía y calma.

Al pasar los años, y de constante práctica con ellos, me di cuenta que el yoga era lo que me hacía sentir feliz en la vida. Habiendo estudiado una carrera, un máster en abogacía, y luego de haber trabajado varios años en despachos de abogados, la idea de dedicarme a lo que me brindaba mayor felicidad (y que era distinto al derecho) era difícil de imaginar.

Siempre que surgía la pregunta ¿qué quiero hacer el resto de mi vida? Naturalmente la respuesta era ser feliz y estar al servicio de los demás. Y si la respuesta era tan clara, también fue para mí el camino que quise y quiero recorrer.

Gracias al universo es un camino compartido, y es este el espacio que busco compartir y brindar en mis clases, donde cada quien, según sus capacidades (por suerte todos somos diferentes), venga a experimentar en su propio cuerpo y mente, como un regalo, ese momento de tranquilidad y, a su vez, la posibilidad de conocerse un poquito más por dentro.

Con respecto a mi título, me formé como Instructora de Hatha Yoga 200-hs, certificado por Alliance, de la mano de lo que puedo llamar mi segundo hogar, Yoga Center, que tiene su sede en Madrid. Actualmente estoy atravesando felizmente el profesorado en Hatha Yoga, para completar así las 400 horas de sabiduría que tanto me nutren. Aunque creo que los títulos no significan nada, si no están acompañados de un profundo compromiso por estar al servicio de la humanidad, por formarnos continuamente, y por eso que llamamos vocación.